Mientras que los seres humanos enviamos a nuestros jóvenes a la guerra, en algunas sociedades de insectos son los ancianos los que plantan cara en la batalla. Un nuevo estudio publicado enScience describe una especie de termita de las selvas de la Guayana francesa, la Neocapritermes taracua, que envía a sus mayores a misiones suicida armados con una «mochila bomba» de color azul sobre sus espaldas. Cuando detectan un peligro, por difícil que resulte creerlo, al final ¡explotan! Un sacrificio personal para salvar a toda la colonia.
Los investigadores, dirigidos por Jan Sobotnik, de la Academia de Ciencias de la República Checa en Praga comprobaron que algunas trabajadoras de estas termitas neotrópicas tienen manchas azules en el empalme entre su tórax y el abdomen. El tamaño de las manchas varía de una termita trabajadora azul a otra, y algunas trabajadoras blancas no tienen mancha alguna.
Las manchas azules son en realidad un par de cristales proteínicos que contienen cobre, secretados por glándulas especializadas encerradas dentro de bolsas externas en la espalda del insecto. Cuando la termita trabajadora azul es atacada por un enemigo, rompe la pared de su cuerpo, matándose a sí misma en el proceso, para lanzar fuera una gota del líquido pegajoso que es tóxico para otras termitas. Es como un terrorista suicida descontrolado que porta encima una mochila con explosivos. Él muere, pero todos los que están a su alrededor también.
La toxicidad del líquido resulta de una reacción química entre los cristales azules y los productos de glándulas salivales, secretados durante la ruptura del cuerpo. Los investigadores también mostraron que conforme las trabajadoras envejecían, el peso de los cristales en sus bolsas sobre la espalda aumentaba. De esta manera, a medida que su eficiencia alimentaria declina, las termitas parecen fortalecer su armadura para la lucha suicida. Los trabajadoras de edad llevan las «mochilas» más grandes y más tóxicas.
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