LA HERBOLARIA: NUTRICION, PLANTA Y SALUD. Un espacio digital que tiene por propósito promover conocimientos y cultura de salud a fin de alcanzar una vida saludable.

jueves, 31 de julio de 2014

Cómo eliminar las manchas del colchón



colaborador



felipe ▼


Probablemente, el colchón sea el mueble que más utilizamos diariamente. Nos permite descansar y dormir cómodamente día a día y por eso es importante que lo cuidemos bien. Normalmente, las sábanas lo protegen y terminamos despreocupándonos con el tiempo, pero los colchones también se manchan y esas manchas han de ser tratadas antes de que nos deterioren por completo el colchón, ¿sabes cómo?

Para tener nuestro colchón como nuevo, semanalmente, debemos aspirar su superficie con un aspirador. Con esto conseguimos retirar el polvo y también los ácaros que pueden llegar a provocar alergias. Pero si nuestro colchón tiene manchas más profundas (de orina, sangre, vómitos, etc), debemos actuar con la mayor rapidez posible, ya que son manchas difíciles de quitar.

Primero debemos intentar quitar la mancha con una mezcla de agua y jabón. Pero posiblemente, no logremos retirarla. La siguiente opción es usar bicarbonato de socio. Debemos rociarla un poco sobre la mancha y dejar actuar unos minutos. Por último, si nada de esto da resultado, sólo nos queda probar con un poco de ácido bórico o agua oxigenada. Seguro que conseguimos dejar nuestro colchón como nuevo.

Respecto al mal olor de los colchones (como por ejemplo el tabaco), el truco es esparcir bicarbonato por el colchón y taparlo con un plástico durante unas ocho horas. Después, aspiramos bien y rociamos cualquier producto de limpieza cítrico para dar buen olor. Solo queda realizar la prueba del algodón, parecerá un colchón nuevo.

¿Qué trucos tienes para limpiar tu colchón?

Imagen: www.naturesleep.com











domingo, 6 de julio de 2014

La primera guerra mundial en fotos a color.

La mayoría de los historiadores coinciden en que el hito que marcó el comienzo de la Primera Guerra Mundial fue el asesinato del archiduque y heredero del Imperio Austrohúngaro, Francisco Fernando, y su mujer Sofía, cometido por un joven que reclamaba la independencia de Bosnia-Herzegovina.

Eso sucedió hace exactamente un siglo, el 28 de junio de 1914, aunque recién un mes después empezaron los enfrentamientos armados entre los Aliados (Reino Unido, Francia, EEUU y Rusia) y las Potencias Centrales (Alemania, Austria-Hungría y el Imperio Otomano). Fueron cuatro años que se cobraron la vida de 20 millones de personas.



El imaginario colectivo perpetuó esa época en blanco y negro. Pero como una forma de mantener vivo el recuerdo en su estado original, el Centro Cultural Borges inauguró La Gran Guerra en color. Fotografías. La serie presenta 100 imágenes coloreadas de los distintos frentes de lucha, desde Francia hasta la extinta Palestina. También muestra cómo la guerra marcó a los niños y los lugares de batalla. Es una foto por cada año desde el inicio del terror.



¿Cómo se logró que imágenes de hace 100 años tuvieran color? En 1903, los hermanos Lumière patentaron la placa autocroma, hecha de vidrio y que constaba de un mosaico de pequeños granos de almidón sobre la base de una película en blanco y negro que eran pintados de naranja, verde y morado. Con el procesado, surgían el resto de los colores. Gervais-Courtellemont fue el primero el publicar una colección de fotos autocromáticas en 1915.



Por otra parte, con el fotocromo se realizaba una impresión en color sobre el negativo de la fotografía en blanco y negro. Este era el método utilizado en postales, como las de Hildebrand. Por último, también se utilizaba la tricromía, un procedimiento fotográfico de reproducción de los colores a partir de la estampación sucesiva del rojo, verde y azul. La primera de estas imágenes fue hecha en 1861.




















El hombre que inició la Primera Guerra Mundial



Gavrilo Princip

Este sábado se cumple un siglo de que Gavrilo Princip hiciera el disparo que inició la Primera Guerra Mundial, cuando mató al archiduque Francisco Fernando. ¿Qué es lo que sabemos sobre el buscapleitos adolescente más grande de la historia?
1. Se llamaba Gavrilo, que quiere decir Gabriel
Nuestros maestros de Historia nos enseñaron que la Primera Guerra Mundial empezó luego de que un pistolero matara al archiduque Francisco Fernando en Sarajevo el 28 de junio de 1914.

El asesinato fue un detonador que transformó lo ocurrido en una esquina de una calle de los Balcanes en una crisis continental al liberar las tensiones que existían entre los bloques de potencias europeas rivales: el imperio Austrohúngaro y Alemania por un lado y Francia, Rusia y Gran Bretaña por el otro.

El nombre del pistolero era Gavrilo Princip, su nombre de pila significa Gabriel en su lengua natal: serbio. Su madre quería llamarlo Spiro en honor a su difunto hermano, pero el sacerdote local intervino y dijo que el niño debería llevar el nombre del arcángel Gabriel.

2. Tenía apenas 19 años cuando desencadenó el primer conflicto mundial
Ciertamente, Princip es el mayor buscapleitos adolescente de la historia; estudiaba el último año de la preparatoria cuando hizo el disparo que detonó la Primera Guerra Mundial.


Su edad exacta fue tema de intenso escrutinio legal luego del asesinato porque muchas personas en Austria-Hungría pensaban que era adecuado sentenciar a muerte al asesino que había segado la vida de su heredero al imperio de los Habsburgo. Sin embargo, las leyes austrohúngaras eran muy claras sobre la pena capital. Solo se podía ejecutar a aquellas personas que tuvieran 20 años o más el día del delito.

La fecha de nacimiento registrada de Gavrilo Princip era 13 de julio de 1894, por lo que tenía 19 años, 11 meses y 15 días el día del asesinato; en otras palabras, le faltaban dos semanas para cumplir la edad que hubiera permitido que lo colgaran.

Todo se complicó un poco más cuando los investigadores encontraron un archivo del ayuntamiento en el que se indicaba que realmente había nacido el 13 de junio de 1894, por lo que tenía la edad suficiente para que lo ejecutaran. Sin embargo, tras mucho debate legal se reconoció que este registro estaba equivocado: la escritura cirílica que se usaba en la parroquia se prestaba a que se confundiera fácilmente junio con julio.

Sentenciaron a Princip a 20 años de prisión, la pena máxima para alguien de su edad en ese entonces, pero moriría de tuberculosis en el hospital de la prisión antes de que terminara la Primera Guerra Mundial, el 28 de abril de 1918.
3. Tenía la misma nacionalidad que Adolf Hitler
Hace 100 años, en el ocaso de la era de los grandes imperios, la noción de un Estado nacional y de la nacionalidad era cosa del futuro. Los países como Polonia, la República Checa, Eslovaquia, Hungría y Austria no existían. Estaban unidos en el vasto imperio de los Habsburgo, conocido como Austria-Hungría, un conglomerado de grupos étnicos distintos que a menudo hablaban idiomas diferentes de épocas diferentes y todos estaban bajo el control imperial en Viena. El sistema era tan caótico que en ciertas partes del imperio los vehículos se conducían por la izquierda y en el resto por la derecha.

Gavrilo Princip nació en una provincia de Austria-Hungría que se había adquirido recientemente, una zona conocida como Bosnia-Herzegovina. Durante siglos la había ocupado el imperio Otomano, pero en 1878 todo cambió y se volvió territorio de los Habsburgo de la noche a la mañana.

Sus ciudadanos no tenían pasaporte sino salvoconductos; por ser joven, Gavrilo Princip tenía derecho a obtener el mismo tipo de pase que se le concedió a Adolf Hitler, quien nació un poco más al noroeste, pero dentro del imperio austrohúngaro.


4. Como asesino, Princip tuvo mucha suerte
El conductor del auto del archiduque debió haber pasado frente a Princip con velocidad, pero a causa de un malentendido, viró justo en la esquina en la que Princip estaba y de inmediato le gritaron que se detuviera.

Princip se dio cuenta de que tenía un blanco fácil justo frente a él. Hizo un solo disparo contra el archiduque con una pistola de nueve milímetros, arma que normalmente no es confiable para un asesinato, pero tuvo la suerte de que la bala cortara la yugular de Francisco Fernando. Murió en cuestión de minutos.

5. No era un nacionalista serbio
Princip era de hecho un joven nacionalista eslavo. Aunque étnicamente era un serbio-bosnio, apoyaba a un grupo de activistas que llamaba a la unificación de todos los pueblos eslavos de Bosnia: musulmanes, croatas y serbios.

Su sueño era expulsar al invasor Habsburgo, así que dispararle al archiduque se consideró un "gran gesto" para inspirar a otros a levantarse contra la potencia extranjera.


6. El plan funcionó, pero tuvo un costo terrible
El asesinato desencadenó una guerra que Princip nunca se hubiera imaginado. Millones de personas murieron y los imperios cayeron… finalmente, expulsaron a los odiados austrohúngaros de Bosnia.

Como resultado, los eslavos locales tuvieron la oportunidad de unirse en un solo país al que más tarde llamarían Yugoslavia, que significa país de los eslavos del sur. Muchos de los habitantes de la zona consideraban que Princip era un libertador.

7. Su legado en los Balcanes fue tóxico
Las guerras que desgarraron a Bosnia en la década de 1990 tuvieron como motor las divisiones étnicas que existían entre las comunidades eslavas locales: serbios, croatas y musulmanes.

El sueño de que todos los eslavos de la región vivieran juntos se hizo añicos.

Aunque Princip disparó su arma hace 100 años con la esperanza de liberar a sus paisanos eslavos, actualmente lo culpan de ser un serbio bosnio manchado por su relación con los extremistas responsables de cometer atrocidades durante la Guerra de los Balcanes.

El tema es tan tóxico que, conforme se avecinaba el centenario del asesinato del 28 de junio de 1914, en Bosnia no se llegó a un consenso respecto a cómo conmemorar el acontecimiento.

El buscapleitos adolescente más grande de la historia es tal vez el buscapleitos adolescente más tóxico de la historia.

lunes, 16 de junio de 2014

Cuando Churchill pensaba en una alianza con los nazis



Cuando Churchill pensaba en una alianza con los nazis

PRIMERA PARTE I: LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL PODÍA HABER TERMINADO EN 1943 por Viktor Litovkine, Valentín Falin

A pesar de la barbarie nazi en la Segunda Guerra Mundial, muchos dirigentes occidentales, entre ellos el primer ministro conservador británico Winston Churchill, estaban convencidos que habría que luchar primero contra el comunismo soviético y promovían una alianza con los nazis de Adolf Hitler. Archivos históricos recientemente abiertos a los investigadores.

Winston Leonard Spencer ChurchillPhotographie Agentur Schirner 1951 DHM, Berlin
La Red Voltaire sigue presentando al público latinoamericano y español, en colaboración con la agencia RIA Novosti un ciclo de documentos y testimonios con motivo de los 60 años conmemorativos de la Victoria sobre el fascismo y la finalización de la Segunda Guerra Mundial. A continuación la charla sostenida entre Valentín Falin, Doctor en Historia, y Víctor Litovkin, comentarista en temas militares de la agencia, en las que se elucidan aspectos antes poco conocidos de este Segundo Conflicto Mundial (Gran Guerra Patria para los rusos).

La apertura reciente de archivos históricos inéditos demuestran mecanismos que han permanecido desconocidos para un vasto público, así como los móviles de la toma de unas u otras decisiones al más alto nivel político en esa época, los cuales ejercieron una influencia decisiva sobre el desarrollo y desenlace de la Segunda Guerra Mundial.

Víctor Litovkin: La historiografía [1] contemporánea de la Segunda Guerra Mundial ofrece diversas valoraciones de su etapa final. Unos expertos afirman que la guerra podía haber terminado mucho antes. De ello escribió, por ejemplo, en sus memorias el mariscal Chuikov. Otros sostienen que podía alargarse un año más, como mínimo. ¿Quién está más cercano a la verdad y en qué consiste ésta? ¿Cuál es el punto de vista de usted?

Valentín Falin: Los debates al respecto se desarrollan no solamente en la historiografía contemporánea. De cuánto iba a durar la guerra en Europa y cuándo terminaría se discutía ya en el transcurso de la guerra, y a partir de 1942, ello se hacía sin cesar. Para ser más exactos, se debe reconocer que ese problema interesaba a los políticos y los militares desde 1942.

En aquel entonces la mayoría de los estadistas, incluidos Roosevelt y Churchill, creían que la Unión Soviética podría resistir durante cuatro o seis semanas, al máximo. Tan sólo Benes afirmaba que la URSS resistiría la invasión nazi y, en fin de cuentas, derrotaría a Alemania.

V.L.: Eduard Benes era, si no lo recuerdo mal, presidente de Checoeslovaquia en emigración. Después del complot de Munich de 1938 y la ocupación del país, él residía en Gran Bretaña.

V:F.: Sí. Pero más tarde, cuando dichas valoraciones - o tasaciones, si usted permite -de nuestra capacidad de resistir no se justificaron, cuando Alemania sufrió la primera -quiero recalcarlo- derrota estratégica en la batalla de Moscú, muchos cambiaron bruscamente de opinión. En Occidente empezaron a expresar recelos de que la Unión Soviética pudiese salir demasiado fuerte de la guerra, y como tal, comenzase a determinar la faz de la futura Europa.

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Eduard Benes presidente de Checoslovaquia en el exilio

Lo decía, por ejemplo, Berle, secretario de Estado adjunto de EE.UU y coordinador de los servicios de inteligencia estadounidenses. De este mismo parecer eran los allegados de Churchill, incluidas una personas muy influyentes, que antes de empezar la guerra y en su transcurso elaboraban la doctrina de las acciones a desarrollar por las Fuerzas Armadas británicas y también la política de Gran Bretaña.

Con ello se explica en mucho grado la resistencia que Churchill oponía a la apertura del Segundo Frente en 1942 [2] . Aunque Beaverbrook y Cripps en la dirigencia británica, y especialmente Eisenhower y otros elaboradores de los planes militares estadounidenses, suponían que existían premisas técnicas y otras para asestar una derrota a los alemanes precisamente en 1942, utilizando la circunstancia de que el grueso de las fuerzas alemanas estaban concentradas en el Este y que había una costa de dos mil kilómetros de largo de Francia, Holanda, Bélgica, Noruega y de la propia Alemania, abierta para la incursión de los Ejércitos de los aliados. Los nazis no tenían fortificaciones permanentes en la costa atlántica.

Es más, los militares estadounidenses procuraban persuadir a Roosevelt (existen varios memorándums de Eisenhower al respecto) de que el Segundo Frente era necesario, que era posible abrirlo y que su apertura acortaría la guerra en Europa y haría capitular a Alemania, si no en 1942, en 1943 a más tardar. 
Pero esos cálculos no le convenían a Gran Bretaña ni a los conservadores de la cúpula estadounidense.


V.L.: ¿A quién se refiere usted?

V.F.: Por ejemplo, el Departamento de Estado, con Hall a la cabeza, mantenía una actitud muy adversa con respecto a la URSS. Es por ello que Roosevelt no lo llevó consigo cuando se dirigía a la Conferencia de Teherán. El secretario de Estado recibió los protocolos de las reuniones del «gran trío» sólo al cabo de seis meses de haberse celebrado la conferencia. Lo curioso es que la inteligencia política del Reich haya informado de su contenido a Hitler pasadas tres o cuatro semanas. La vida está llena de paradojas.

Después de la batalla de Kursk de 1943, que culminó con la derrota de la Wehrmacht, en Québec (Canadá) se reunieron el 20 de agosto los jefes de los Estados Mayores de EE.UU y Gran Bretaña, así como Churchill y Roosevelt. En el orden del día estaba el tema de un eventual abandono por Estados Unidos y Gran Bretaña de la coalición antihitleriana y la formación de una alianza con los generales nazis con el fin de librar guerra conjunta contra la Unión Soviética.Un tanque nazi Tiger en el frente de Kursk (Rusia), batalla que ha quedado registrado hasta hoy día como el más grande choque de blindados de la historia militar.

V.L.: ¿Por qué?

V.F.: Porque, según la ideología de Churcill y quienes la compartían en Washington, había que detener a los «bárbaros rusos» en el Este, lo más lejos posible, y si no derrotar a la Unión Soviética, por lo menos debilitarla al máximo. Hacerlo, antes que nada, por las manos de los alemanes. Así se formulaba la tarea.

Era un plan muy viejo de Churchill. Él había desarrollado esa idea al conversar con el general Kutepov ya en 1919. Los norteamericanos, los ingleses y los franceses están sufriendo un revés y no podrán aplastar a la Rusia soviética, decía él.

Hace falta que de ello se ocupen los japoneses y los alemanes. En 1930, Churchill le explicaba la tarea en la misma clave a Bismarck, primer secretario de la Embajada de Alemania en Londres. Los alemanes se portaron durante la Primera Guerra Mundial como unos necios, decía él.

En vez de reconcentrarse en inflingir derrota a Rusia, empezaron a librar guerra en dos frentes. Si ellos se hubieran ocupado sólo de Rusia, Inglaterra habría neutralizado a Francia.

Churchill lo percibía no tanto como una lucha contra los bolcheviques cuanto como continuación de la guerra de Crimea de 1853-1856, en la que Rusia procuró poner fin a la expansión británica, no importa con qué resultado.

V.L.: En Transcaucasia, Asia Central y Oriente Próximo rico en petróleo...

V.F.: Por supuesto. Por consiguiente, cuando estamos hablando de diversas variantes de librar guerra contra la Alemania nazi, no debemos olvidar que existían diversos enfoques de la filosofía de ser aliados y de los compromisos que Inglaterra y EE.UU querían asumir ante Moscú.

Voy a hacer una digresión. En 1954 o en 1955, en Gent se celebró un simposio religioso sobre el tema de si se besan los ángeles. Como resultado de los debates de muchos días se llegó a la conclusión de que sí, se besan, pero sin sentir pasión. Dentro de la coalición antihitleriana, las relaciones de aliados semejaban ser unos besos así, por no decir que eran unos besos de Judas. Se hacían promesas, sin asumir compromisos, o -aún peor- para inducir a error a la parte soviética.

Esa táctica hizo fracasar las negociaciones entre la URSS, Gran Bretaña y Francia en agosto de 1939, cuando todavía existía la posibilidad de hacer algo para detener la agresión nazi. A los dirigentes soviéticos no les dejaron otra opción que concertar el pacto de no agresión con Alemania.

Nos expusieron al golpe de la máquina militar nazi, ya preparada para agredir. Conviene citar la directriz formulada en el despacho de Chamberlain: «Si Londres no puede evitar pactar con la Unión Soviética, la firma británica que se ponga al pie del documento no debe significar que en caso de agredir los alemanes contra la URSS los ingleses le acudan en ayuda a la víctima de la agresión, declarando guerra a Alemania. Debemos reservarnos la posibilidad de manifestar que Gran Bretaña y la Unión Soviética interpretan los hechos de distintos modos».

V.L.: Existe otro ejemplo histórico bien conocido: cuando Alemania agredió en septiembre de 1939 a Polonia, aliada de Gran Bretaña, Londres declaró guerra a Berlín, mas no dio ni un paso concreto para ayudar realmente a Varsovia.

V.F.: Pero en nuestro caso ni se trató de declarar guerra aunque sea de pura forma. Los tories (políticos conservadores británicos) partían de que la apisonadora alemana iba a llegar a los Urales, aplastándolo todo en su camino. Y que no quedaría quien se quejase de la Perfidia de Albión.

Esa ligazón entre las épocas y los acontecimientos siguió existiendo durante la guerra, dando pábulo para las reflexiones. Y las conclusiones a que se llegaba no eran muy optimistas para nosotros, según me parece a mí.

V.L.: Volvamos al deslinde de los años 1944 y 1945. ¿Podíamos haber concluido la guerra antes del mes de mayo o no?

V.F.: Hagamos la pregunta de otro modo: ¿Por qué el desembarco de los aliados se planeaba precisamente para 1944? Nadie lo acentúa, pero la fecha no se escogió por una casualidad. En Occidente tomaban nota de que en Stalingrado habíamos perdido un inmenso número de soldados, oficiales y material de guerra, que habíamos sufrido colosales pérdidas en el arco de Kursk... Perdimos más carros blindados que los alemanes.

En 1944, la URSS ya se veía obligada a movilizar a muchachos de 17 años de edad. El campo ya estaba sin la mano de obra masculina. Sólo evitaban llamar a filas a los hombres de los años de nacimiento 1926 y 1927 que trabajaban en las empresas de la industria de guerra, por protestar mucho los directores de éstas.

Los servicios de inteligencia estadounidenses y británicos, al valorar las perspectivas, coincidían en que hacia la primavera de 1944 el potencial ofensivo de la Unión Soviética se vería agotado por completo, ya no habría reservas humanas, y la Unión Soviética ya no podría asestarle a la Wehrmacht un golpe comparable con los que ésta recibió en las batallas de Moscú, Stalingrado y Kursk.

Según sus cálculos, atascados en la confrontación con los nazis, los soviéticos cederían la iniciativa estratégica a EE.UU e Inglaterra hacia las fechas de comenzar el desembarco.

Con el desembarco de los aliados en el continente se hizo coincidir un complot tramado contra Hitler. Los generales, si se hiciesen con el poder en el Reich, tenían que disolver el Frente Occidental y abrir paso a los estadounidenses y los ingleses para que éstos ocuparan a Alemania y «liberaran» a Polonia, Checoeslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Yugoslavia y Austria... Se pretendía hacer parar al Ejército Rojo en las fronteras del año 1939.

V.L.: Recuerdo que los estadounidenses y los ingleses hasta desembarcaron en Hungría, cerca de Balatón, con el fin de apoderarse de Budapest, pero los alemanes liquidaron a todo el grupo...

V.F.: No era un desembarco en sí, era un grupo a que se encomendó restablecer contactos con las fuerzas antisfascitas húngaras. Pero se hizo fracasar no sólo ese plan. Después del atentado, Hitler quedó a salvo, Rommel fue gravemente herido y salió del juego, aunque en Occidente se ponían las miras precisamente en él. Los demás generales se acobardaron.

Sucedió lo que sucedió. A los estadounidenses no les resultó recorrer Alemania en marcha alegre bajo el son de la música marcial. Ellos se vieron obligados a entrar en combates, a veces pesados, baste con recordar la operación de Ardenas. Pero pese a todo eso, ellos cumplían sus tareas, a veces de una manera bastante cínica.

Voy a aducir un ejemplo concreto. Las tropas de EE.UU se acercaron a París. Allí había estallado una sublevación. Los estadounidenses se detuvieron a treinta kilómetros de la capital, esperando a que los alemanes acabasen con los rebeldes, porque se trataba en primer lugar de los comunistas.

Según diversos datos, fueron matados de tres a cinco mil personas. Pero los sublevados lograron imponerse, y entonces los estadounidenses tomaron París. Algo análogo sucedió en la parte Sur de Francia. Volvamos a aquel deslinde del que empezamos a hablar.

V.L.: Del invierno de 1944 y 1945.

V.F.: Sí. En otoño de 1944 en Alemania se celebraron varias reuniones, primero bajo dirección de Hitler, y luego, por encargo de éste, de Jodl y Keitel. Su sentido se reducía a lo siguiente: Si les damos una buena tunda a los estadounidenses, en EE.UU e Inglaterra despertará el gusto por volver a las negociaciones que se habían celebrado entre 1942 y 1943 ocultándolo de Moscú.

La operación de Ardenas fue concebida en Berlín no como una llamada a contribuir a la victoria en la guerra, sino para minar las relaciones de aliados entre Occidente y la Unión Soviética. Se pretendía dar a entender a EE.UU que Alemania todavía era fuerte y podía presentar interés para los países occidentales en su confrontación con la Unión Soviética. Y que a ellos mismos no les alcanzarían fuerzas para hacer parar a los «rojos» en los accesos a Alemania.

Hitler subrayaba que nadie iba a conversar con un país que estaba en una situación grave. Con nosotros van a hablar si la Wehrmacht demuestra seguir siendo una fuerza de verdad, decía él.

El factor sorpresa era su as de triunfos. Los aliados se instalaron en locales de invierno, sosteniendo que la zona de Alsacia y las montañas de Ardenas eran un lugar magnífico para descansar y muy malo para librar operaciones de combate. Pero los alemanes tenían planes de abrirse paso hacia Rotterdam y con ello privarlos a los estadounidenses de la posibilidad de utilizar los puertos de Holanda. Era la circunstancia decisiva para toda la campaña occidental.

El comienzo de la operación de Ardenas se aplazó en varias ocasiones. A Alemania no le alcanzaban fuerzas. Empezó en el momento preciso en que en invierno de 1944 el Ejército Rojo libraba extenuantes combates en Hungría, en la zona de Balatón y Budapest. Estaban en juego las últimas fuentes de petróleo -en Austria y algunas en la propia Hungría -controladas todavía por los alemanes.

Esta era una de las causas por las que Hitler decidió defender a Hungría a pesar de todo, y en el apogeo mismo de la operación de Ardenas y antes de comenzar la de Alsacia empezó a atraer tropas desde la dirección occidental, para lanzarlas al frente soviético-húngaro. La fuerza básica de la operación de Ardenas - el Sexto Ejército de carros blindados de la SS - fue quitada de Ardenas y trasladada a Hungría...

V.L.: A Haimasker.

V.F.: El desplazamiento había comenzado en esencia antes de que Roosevelt y Churchill, presas de pánico, le dirigieron a Stalin un llamamiento que, traducido del lenguaje diplomático al corriente, decía: ayúdennos, sálvennos, estamos sufriendo una desgracia.


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Valetín Falin Doctor en Historia que ha tenido la oportunidad de estudiar y analizar los archivos históricos inéditos de la Segunda Guerra Mundial.
Hitler a su vez suponía, hay pruebas de ello: puesto que los aliados le fallaban tan a menudo a la Unión Soviética y se ponían a esperar abiertamente cuánto iban a aguantar Moscú y el Ejército Rojo, también la parte soviética podría proceder así.
En 1941 ellos esperaban cuándo iba a caer la capital de la URSS; en 1942, no sólo Turquía y el Japón, también EE.UU estaban aguardando la caída de Stalingrado, para luego empezar a revisar su política. Los aliados ni siquiera quisieron proporcionarle a la URSS los datos obtenidos por sus servicios de inteligencia, por ejemplo de los planes de los alemanes de desarrollar la ofensiva del Don al Volga y después hacia el Cáucaso, y otros por el estilo...
V.L.: Si no me equivoco, esa información nos fue suministrada por la legendaria «Orquesta Roja».
V.F.: Los estadounidenses no nos informaban de nada, aunque conocían muchos detalles, hasta días y horas, por ejemplo, respecto a los preparativos de la operación «Ciudadela» en el Arco de Kursk...
Teníamos fundamentos de peso, por supuesto, para ver detenidamente en qué grado nuestros aliados sabían y querían combatir y en qué grado estaban preparados para promover su plan principal durante la realización de la operación en el continente, que era el plan «Rankin».
El plan principal no era el «Overlord», sino precisamente el «Rankin», que preveía establecer control anglo-americano sobre toda Alemania y todos los Estados de Europa del Este, para no dejarnos entrar allá. Eisenhower, cuando fue designado comandante del Segundo Frente, recibió la directriz: ir preparando el plan «Overlord», pero siempre tener en cuenta el «Rankin».
Si surgían las condiciones propicias para realizar el «Rankin», dejar de un lado el «Overlord» y lanzar todas las fuerzas a cumplir el «Rankin». El levantamiento en Varsovia fue organizado con ese objetivo, así como otras muchas actividades.
En este sentido, el año 1944 y comienzos del 1945 eran la hora de la verdad. La guerra no se desarrollaba por dos frentes: el del Este y el del Oeste, sino en dos frentes.
Oficialmente, los aliados realizaban unas operaciones de combate que tenían mucha importancia para nosotros, atando, sin lugar a dudas, una parte de las tropas alemanas.
Pero su plan fundamental consistía en hacer parar en lo posible a la Unión Soviética, según decía Churchill, mientras que algunos de los generales estadounidenses utilizaban palabras más bruscas: «detener a los descendientes de Genghis Khan».
Pero fue Churchill quien formuló esa idea en una forma abiertamente antisoviética en octubre de 1942, cuando todavía no había comenzado nuestra contraofensiva el 19 de noviembre en Stalingrado. «Tenemos que hacer parar a esos bárbaros en el Este, lo más lejos posible», dijo él.
Cuando estamos hablando de nuestros aliados, no quiero menospreciar de ningún modo los méritos de sus soldados y oficiales que combatían, igual que nosotros, sin saber nada de las intrigas y maquinaciones políticas de sus gobernantes, combatían con honestidad y firmeza.
Tampoco quiero restarle importancia a la ayuda de «land-lease» que se nos prestaba, aunque nunca fuimos los destinatarios principales. Quiero subrayar simplemente en qué grado la situación era complicada, contradictoria y peligrosa para nosotros a lo largo de toda la guerra, hasta resonar las salvas de la Victoria. En qué grado nos era difícil a veces tomar una u otra decisión, cuando no simplemente nos embaucaban sino que nos exponían al peligro.
V.L.: ¿O sea que la guerra de veras podía haber terminado mucho antes del mayo de 1945?
V.F.: Respondiendo con absoluta franqueza, diré: sí, podía. Y no es la culpa de nuestro país de que no haya terminado ya en 1943. No es culpa nuestra. Habría terminado, si nuestros aliados hubieran cumplido con honestidad su deber, si se hubieran atenido a los compromisos asumidos ante la Unión Soviética en 1941, 1942 y en la primera mitad de 1943. Pero puesto que no lo hicieron, la guerra se alargó por un año y medio o por dos años, como mínimo.
Lo principal es que, si no hubiera sido por ese dar largas a la apertura del Segundo Frente, habrían perecido unos 10 ó 12 millones de soviéticos y aliados menos, especialmente en el territorio de la Europa ocupada. Ni habría existido Oswiecim (campo de concentración de Auschwitz), que empezó a funcionar a plena marcha en 1944...
Ver igualmente:

Víctor Litovkin reconocido periodista ruso, especialista en asuntos militares, colaborador de de la Revista Militar Rusa. Víctor Litovkin y la agencia de noticias Ria Novosti nos presentan con motivo del 60 Aniversario de la Gran Victoria sobre el fascismo y la ideología nazi, Conmemoración que tendrá lugar el 9 de mayo 2005 a Moscú, una serie de reportajes y entrevistas inéditas, emanadas tanto de los archivos y documentos históricas, tanto de testimonios o personalidades aún vivas y que participaron a esta gran conflagración mundial.
[1] La historiagrafia significa el estudio bibliográfico y crítico de los escritos sobre la historia y sus fuentes, y de los autores que han tratado de estas materias.
[2] El Segundo Frente debía ser abierto en Europa occidental, es decir en las costas francesas. Este Segundo Frente sólo fue abierto con el desembarco aliado el 6 de junio de 1944 en Normandia, Francia, conocido con su nombre clave de Día-D. En esos momentos el Ejército Rojo soviético ya había prácticamente exterminado a los nazis y avanzaba sobre Berlín.

martes, 10 de junio de 2014

"Obama forma parte del teatro Bilderberg y el papa Francisco es enemigo del club"



© RT/AFP/Reuters
El presidente de EE.UU., Barack Obama, "es un actor del poderoso Club Bilderberg", "forma parte de su teatro", asegura la autora del libro 'Perdidos. Los planes secretos del Club Bilderberg', Cristina Martín Jiménez.
Martín Jiménez explicó al diario 'La Rioja' que precisamente el hecho de pertenecer al poderoso Club Bilderberg fue el motivo por que le dieron el Nobel de la Paz. 

Entre otros miembros de esta organización la experta menciona a Henry Kissinger y David Rockefeller. "Hay una frase que él dijo en la ONU en 1994: "Todo lo que necesitamos es la crisis correcta y el mundo aceptará el nuevo orden mundial". ¿Es esta la crisis de Rockefeller, que ha metido el acelerón al final de su vida para ver su obra culminada? Es la pregunta que yo me hago", cuenta Martín Jiménez. 

Asegura que el Club Bilderberg quiere establecer "la dictadura de los inteligentes", reducir las democracias "a puro teatro" y hacer a la gente "consumir pseudocultura". "Lanzan una especie de religión ecologista con mezcla de New Age en la que es más importante un árbol que un ser humano. Lo han hecho a través de la Carta de la Tierra, desde la ONU, un organismo a las órdenes de Bilderberg. Muy pronto, los bosques y tierras que hoy son de uso público van a transferirse a manos privadas con la excusa de que hay que preservar la Tierra", dice esta periodista sevillana. 

Según ella, la gente sí puede responder al Club Bilderberg mediante protestas y otras cosas. Por ejemplo, uno de los enemigos de esta organización poderosa es el papa Francisco, que, según Martín Jiménez, "tiene mucha información" y "representa al poder del bien". 


Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/130679-club-bilderberg-obama-papa-francisco

lunes, 9 de junio de 2014

Compras comunitarias, nuevas formas de economía social

Compras comunitarias, nuevas formas de economía social - EcoPortal.net

Compras comunitarias, nuevas formas de economía social


  


A escala familiar, barrial, comunitaria o vecinal puedes organizarte para comprar porductos sanos, nutritivos, libres de agrotóxicos y beneficiarte de menores costos, salteando intermdiarios, gastos de transporte y sobre todo, apoyando las producciones locales.
Filmado y Editado por El canal Permacultural para Compra Comunitaria, provincia de Cordoba, Realizado por canalpermacultural.com.ar/